Hoy en día se pretende apreciar el líquido que hay en el interior de las mismas. La forma y el tamaño de cada copa tiene una función y una utilidad específica. A continuación, os hablaremos de los distintos tipos de copas que podemos encontrar:
Copa de agua. Ligeramente abombada y de gran tamaño. Se utiliza para agua y zumos.
Copa de vino tinto. Copa ancha, grande y curva.
Copa de vino blanco. Un poco más pequeña y estrecha que la copa de vino tinto, ya que se necesita mantener en frío.
Copa de Cata. Se trata de una copa de tipo balón, creando un espacio en la que se puede introducir al mismo tiempo la boca y la nariz. Aunque esté hecha de cristal más fino tiene más peso, permite realizar movimientos necesarios para olfatear el vino.
Copa de Jerez. Ligeramente aflautada, de tamaño medio y de pie corto. Utilizada para tomar los vinos dulces y de Jerez.
Copa de champagne. Alta, de cuerpo largo y aflautado, y corta de pie. La finalidad es retener las burbujas.
Copa de coñac. Gran copa, de amplia cavidad abombada y pie muy corto. Pensada para "abrazarla" con la mano y mantener templado su contenido. Utilizada para coñac y brandy.
Copa de licor. Pequeña, de pie muy corto y escasa capacidad. Utilizada para todo tipo de licores, y una de las copas con más variantes en diseños y medidas.
Y por último, te enseñamos a ¿cómo sostener los diferentes tipos de copas?
Las copas se han pensado con un tallo largo, con el objetivo de que nuestra mano se encuentre lo más lejos posible del líquido. De forma que el tallo de las diferentes copas nos ayudará a coger la copa sin tocarla con las manos, generalmente calientes, haciendo que nuestra temperatura corporal no influya en la propia temperatura del vino.
Fuente: www.barcelonaculinaryhub.com